Las ciudades están repletas de gente, todo el tiempo. Caminan, pasean, corren, juegan, andan en bicicleta, en moto, en auto y usan el transporte público.
Todo eso tiene un factor común que muchos pasan por alto. Todos ellos, sin importar en que vehículo se muevan, son peatones cuando dejan de usarlo y eso nos hace iguales en todo sentido.
La personas no se dan cuenta que faltándole el respeto al otro se están faltando el respeto a uno mismo y eso nos hace miserables.
Qué sentido tiene tocarle bocina a una persona de edad avanzada que cruza lento la calle, si nosotros algún día también vamos a ser ancianos? Qué sentido tiene no cederle el paso a una ambulancia que corre con una emergencia, si nosotros mañana podríamos estar dentro de ella? Qué sentido tiene circular en auto a gran velocidad, si el día tiene 24hs para todos? Qué sentido tiene empujar a quien camina al lado mío, si podemos compartir el espacio? Qué sentido tiene obstruir una rampa para personas con capacidad reducida, si nosotros algún día quizás tengamos que usarla?
Siento mucha impotencia ver el nivel de irrespetuosidad que hoy domina a la ciudad, se perdió el saludo mutuo, la amabilidad al entrar y salir de algún lugar, el gesto amable y sincero.
Siempre digo que las personas deben ser el fiel reflejo de lo que realmente debemos ser, pero lamentablemente es como reflejarnos en un espejo, pero no vernos. Sencillamente no entendemos que los que estamos ahí reflejados somos nosotros mismos y somos el otro a la vez.
El peatón: vos, yo, y el que está al lado tuyo, es el actor más vulnerable del tránsito de toda ciudad y se lo debe proteger de la manera que se merece; aunque también es justo reconocer que el peatón muchas veces se toma atribuciones que no le son propias y excede un mandato que naturalmente ya lo tiene, le pertenece. El peatón no necesita demostrar con actos irrespetuosos que el que manda en la ciudad es el.
Me queda siempre un sabor amargo al ver que el peatón es maltratado innecesariamente, cuando en realidad es el mismo peatón que se maltrata a sí mismo. La auto-flagelación es el peor de los males de esta sociedad.
A caminar, a pedalear y a seguir disfrutando de NUESTRO espacio.