¿Por qué empecé a usar la bicicleta?

¿Por qué empecé a usar la bicicleta?

A raíz de una publicación que hice en mi cuenta de Twitter hace unos días y de todas las respuestas que recibí a la pregunta ¿por qué razón comenzaste a usar la bici para moverte en la ciudad?, es que se me ocurrió escribir algo que resuma un poco todo lo aportado por gente que entendió por diferentes motivos que la bicicleta solo les aportó beneficios y pasó a formar parte de un estilo de vida diferente.

Ya muchos sabemos la importancia que tiene el uso de la bicicleta en entornos urbanos de alta densidad poblacional, donde el tránsito vehicular se torna insostenible por la escasez del espacio y por tratarse de un modo de transporte eficiente, que no contamina, no hace ruido, es saludable, económico y es más seguro.

La gente respondió masivamente a mi pregunta, y todos coinciden en muchas cuestiones que tienen relación directa con lo que acabo de decir.

La bicicleta es eficiente, ¿qué significa eso? En términos de velocidad quizás no tanto, pero con relación a distancias recorridas si lo es, porque en distancias cortas la bicicleta suele ser más ágil y rápida que un auto particular. No me gusta usar mucho la palabra “rapidez” porque siempre se la relaciona directamente con la velocidad, por eso uso “eficiencia” o “agilidad” que tiene más que ver con lo que la bici representa como modo de transporte urbano. Siempre llegarás a tiempo en bicicleta (excepto que tengas la mala suerte de pinchar una cubierta).

Es conocido por todos, que el nivel de contaminación ambiental que hoy sufren nuestras ciudades es alarmante y preocupa, y la movilidad activa contribuye a reducir esa huella de carbono que generamos al movernos. Otra razón más para elegir la bicicleta o caminar como forma de movilidad reduciendo significativamente la emisión de gases de efecto invernadero.

Es lógico también relacionar a la bicicleta con la generación de ruido. Estamos permanentemente atacados por un sinnúmero de ruidos que afectan nuestra vida cotidiana, al punto de no poder hablar en la calle, tener dolores de cabeza, padecer estrés, y trastornos que afectan nuestra concentración y el rendimiento en las actividades que realizamos. La bicicleta viene a aportar la calma que nos hace falta para mejorar nuestra calidad de vida, no solo en lo personal sino también en lo laboral y profesional.

Andar en bici es hacer ejercicio, mejora nuestras articulaciones, fortalece nuestros músculos y nuestros sistemas respiratorio y cardiovascular. Nos aleja del sedentarismo y en consecuencia mejora nuestra salud y calidad de vida. Siempre andar en bici trae beneficios, sin importar cuanto tiempo la uses ni que distancia recorras, basta con usarla todos los días o cuando quieras y eso ya transformará tu forma de vida.

No cabe duda, que andar en bicicleta te hace ahorrar mucho dinero que ya no gastas en transporte público ni en el combustible que le tienes que poner a tu auto; sin mencionar gastos de mantenimiento, estacionamiento, seguro y demás impuestos que debes pagar por tener un auto. Una bici solo requiere un mínimo de mantenimiento, lavado y lubricación de la transmisión y a rodar. Solo eso, nada o casi nada. Fácil, simple y barato.

En muchas ciudades el transporte público suele ser escaso y/o deficiente y entonces se opta por usar la bici solo porque andar en auto no es una buena opción, lo cual beneficia a las personas que por diferentes razones no pueden dejar de usar el transporte público, es decir, estamos contribuyendo a descongestionarlo para darle espacio a otras personas que lo necesitan más que nosotros.

Quienes ya andan en bicicleta han podido comprobar que hacerlo de forma cotidiana y responsable resulta en tener un entorno más seguro no solo para con nosotros, sino también para quienes nos rodean, ya que la bici calma el tránsito, y que por su masa/peso y velocidad las consecuencias ante un posible atropellamiento suelen no ser fatales para terceros y eso no es poco, considerando el daño que puede causar un automovilista que circula a más de 40 km/h en un vehículo de más de 1000 kilos.

Dicho esto, andar en bicicleta es beneficioso no solo para quienes la usan sino también para quienes aún no han podido o decidido subirse a ella. Y la conclusión a la que podemos llegar es que una vez que probaste subirte a una bici, difícilmente puedas dejar de usarla y será tu compañera de viaje cada día.

Sigamos juntos promoviendo su uso, transmitiendo sus bondades y las alegrías que suele darnos con cada pedaleada.

El miedo: un aliado para aprender

El miedo: un aliado para aprender

Es habitual encontrar gente que dice que no sale a andar en bicicleta porque tiene miedo, que la calle es peligrosa, que hay muchos autos, que la gente es agresiva y que no respetan a quienes andan en bici.

Ese miedo, perfectamente entendible y justificable, es el mismo miedo que nos debe servir para perderlo y aprender de que forma poder andar en bicicleta sin temor a equivocarnos; transformar ese temor en una herramienta que nos ayude a fortalecer nuestro derecho a utilizar la calzada como cualquier otra persona.

Es razonable tener miedo a salir a la calle en bicicleta, solo observando la vertiginosa vida que se vive en nuestras ciudades, como deberíamos tenerlo cuando salimos a caminar, y sin embargo no nos pasa; y no por eso debemos ahogarnos en ese temor, sino todo lo contrario, usarlo a nuestro favor. Como logramos eso, parece ser la pregunta.

Lo más importante es querer hacerlo, tener voluntad, convencimiento de lo que uno quiere hacer. Agarrar la bicicleta y de ser posible conseguir a alguien que nos acompañe, porque siempre es mejor empezar rodar en compañía, ya que eso nos empodera y nos brinda confianza, además de sentir que no estamos solos y que contamos con una contención muchas veces necesaria.

En la calzada, lo primero que debemos aprender es a no colocarnos en una zona donde no nos sintamos cómodos, siempre rodar en el sentido del tránsito, no hacer zigzag entre los autos, circular con prudencia y precaución y atentos al movimiento repentino de autos y especialmente de peatones, y por sobre todas las cosas aprender a gestionar los puntos ciegos, que son aquellos lugares donde los autos y muy especialmente los grandes vehículos como buses y camiones pierden en algún momento la visión que pueden tener desde sus espejos retrovisores. Una manera de evitar los puntos ciegos es evitar rodar en lugares reducidos entre vehículos mientras estos estén en movimiento, porque es en ese momento donde los puntos ciegos nos hacen mucho más vulnerables y nos exponen a situaciones indeseadas que pueden causarnos daño.

Andar en bicicleta es fácil, solo hay que utilizar ese temor para darnos cuenta que es mucho más fácil de lo que creemos, y que es divertido si lo hacemos prestando atención y considerando que siempre tenemos el derecho a circular por la calzada, porque creer que las calles son para los autos y que la bici es un estorbo, es seguir incrementado esa sensación de temor, en lugar de utilizarlo positivamente a nuestro favor.

Sabemos que el tránsito en la ciudad suele ser agresivo, pero podemos circular en bicicleta con la convicción de estar haciendo lo correcto y eso nos empodera y nos pone en el lugar correcto, de lo contrario estaremos dándole a los automovilistas un poder que en realidad no tienen, más allá de su tonelada de peso.

La calle fue hecha para compartirse y está en nosotros hacer valer ese derecho, porque es nuestro, porque es la forma de mostrar que la gente puede moverse de otra manera, y si bien la infraestructura ciclista es un elemento urbanístico que ayuda enormemente a que mucha gente salga a andar en bicicleta, también hay que entender que no vamos a tener esa infraestructura en cada calle y rincón de nuestra ciudad y si queremos realmente disfrutar de nuestros viajes en bicicleta tenemos que transitar ese camino del miedo sin sentirnos culpables, y poner al miedo de nuestro lado, que sea parte de nuestro aprendizaje y que nos acompañe para fortalecernos.

Es importante también darnos cuenta que no estamos solos cuando andamos en bicicleta y que también le debemos respeto a los otros, por ese motivo es fundamental que anunciemos nuestras maniobras, avancemos cuando nos sintamos seguros de hacerlo cómodamente.

Usar luces y elementos reflectantes son las dos cosas que en mi opinión considero que nunca deben faltar en una bicicleta y con respecto al casco, no quiero ni pretendo quitarle importancia ni seguir zanjando una agrieta, pero es solo un elemento más de protección personal adicional que puedes usar para tu comodidad, como lo hago yo cada día.

Salir a andar en bicicleta es divertido, es saludable, es económico, es eficiente, no contamina, no hace ruido, y verás que nunca más vas a querer bajarte de ella. Garantizado.